http://aguachampu.blogspot.mx/googlee3c17284e10b22b4.html . Arquitecta AMLO: Cómo un arquitecto maneja el dolor

lunes, 11 de junio de 2012

Cómo un arquitecto maneja el dolor

El espacio estrecho en el que nos movíamos llevando esos platos vacíos de sopa de la casa. La pared que siempre vio la puerta y los momentos que pasaron. 2 minutos, 3 horas... risas, historias, comer, risas, comer, llorar, brindar, gritar, soñar, dormir, tarea, abrazos, regalos, primos, tíos... 1 vida. Hasta el próximo domingo.

Rodear esas calles peculiares del centro, Jesús María, San Pablo, llegar y estacionarnos en esa revolucionaria banqueta que siempre se encontrada delimitada por cajas de refresco o sillas viejas y siempre se debía de decir: Estos putos ya se creen dueños de la calle, yo he vivido aquí más de 40 años. Bajar del auto y recorrer esos adoquines grises llenos de basura, chicles pegados, botellas vacías que se acomodaban entre las grietas de los mismos. Ver las jardineras grises, rojas o con azulejo, depende el año que hablemos. Subir esas escaleras en caracol de piso a techo que ya no hay, con ese barandal intocable que rechinaba cuando subías, se veían los cuadros de metal grande que lo unían y ciertos pedazos no tenían más barrotes. Llegar a ese pasillo pequeño compartido por tu departamento y el del narco que nunca más volvió, cruzar esa eterna puerta blanca con casetones y una pintura brillante con aspecto chicloso. Los colores brillantes y cálidos que nunca nos dejaban ir a casa porque queríamos quedarnos en esa paz que no nos dejaba, en ese amor que se había formado hace tiempo atrás. El punto clave, nuestro dolor, la cocina estrecha, con el azulejo que siempre nos ponía el pie y queríamos besar, pero nunca nadie cedió, esa puerta en el fondo que pocas veces abrimos y cuando éramos niños pensábamos que era un calabozo. A un costado de el comedor ese baño que no he visto en otros lados, redondo, atrapador, con azulejos y pared que siempre se veía oscuro. Al final de todo tu cuarto, nuestro nido, el lugar en el que pasamos el tiempo, las risas, dormir, descansar, las pláticas secretas de las tías, llorar... y recordar. 

Realmente somos perceptivos y solemos ligar los recuerdos con olores, sabores. Pero nunca pensé ligarlo con esas pequeñas piezas de arquitectura antigua que me recuerdan que no estas. Esos espacios que están llenos de tu ausencia y me faltas. Las esquinas donde ya no limpias, el espacio grande que ahora queda entre la cocina y la mesa porque ya no te sientas más ahí. Tu cuarto siempre limpio ahora intacto desde el día en que dejamos tus cosas en ese lugar, todo lo que utilizaste mientras padeciste. Si recuerdo el olor, pero recuerdo más el espacio que se vació de ti. Del hospital sólo recuerdo paredes verdes que se llenaron de tristeza cuando falleciste. 

Te recuerdo de todas maneras... pero lo que nunca pasará son esos espacios, esas piezas de arquitectura llenas de ti, esa arquitectura que fue testigo de 82 años de historia y que lo será por muchos años más, pero sin ti. 

Te extraño.

2 comentarios:

  1. Que entrada tan conmovedora! El estilo es muy emotivo. Me gustó la manera de ligar esa emoción con la arquitectura, me pareció muy creativo

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  2. Me hiciste sentir un nudo en la garganta, pues yo sé a qué te refieres con esto. Sabes que te apoyo en todo y que los amigos estamos para lo que sea. Te quiero.

    Por cierto, eres muy buena escribiendo.

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